Proviene del verbo desalojar (arrojar de, abandonar un sitio), cuyo sentido inicial era abandonar la propiedad de un inmueble para sustraerse a una servidumbre. En la actualidad el desalojo consiste en arrojar a los ocupantes de un predio por vía de ejecución administrativa forzada, considerando la autoridad que estas personas no tiene ningún derecho de estar en el sitio. La evacuación del lugar se hace generalmente por la fuerza y contando con la autoridad judicial. En el ordenamiento jurídico de algunos países de América Latina, también podría hablarse de despojo o desalojo, resaltando que para estas dos acciones siempre opera la autoridad administrativa, o judicial.